La mejor manera de desciplinar una escuela parece que se halla en mantener ocupados a los alumnos en adecuados trabajos escolares, en lecturas, realizaciones, discusiones, entrevistas, excursiones, investigaciones, etc. La escuela debe estar preparada para recibir al alumno como persona y como estudiante.
Como persona para ayudarlo y orientarlo, y como estudiante para proporcionarle constantes trabajos esoclares.
La disciplina es un punto de llegada, no de partida. La escuela debe convencerse de que una de sus funciones es lograr que sus alumnos sean disciplinados.
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